ESTOS
DATOS FUERON SACADO DEL MANUAL DEL TEATRISTA DE ROBERTO TORRES
Theatron
El
término "Teatro" con el que en la actualidad designamos tanto al género
literario dramático como al espacio físico donde se llevan a cabo las
representaciones de las obras teatrales, procede de la palabra
griega
θέατρον (theatron). Cada palabra tiene
su historia dicen los filólogos, y el theatron griego no es
la excepción. En sus orígenes, θέατρον
venía a significar "lugar donde se mira" o bien "lo que se mira", pues
se trata de un sustantivo creado a partir del verbo
θέομαι (ver, mirar, contemplar,
observar). Así, lo que en un principio significaba "el lugar" donde se
mira algo, que era el θέατρον
(lo que se mira) también terminó significando "el conjunto de
espectadores" y, aún más, pasó a denominar un género literario basado en
la representación donde los espectadores contemplan algo (el
θέατρον) que es lo contemplado (el
θέατρον) en un lugar para
contemplar (el θέατρον): el
teatro.
Teatro y arte dramático
El
teatro es un género literario, ya sea en prosa o en verso, normalmente
dialogado, concebido para ser representado; las artes escénicas cubren
todo lo relativo a la escritura de la obra teatral, la interpretación,
la producción, los vestuarios y escenarios.
El término drama
viene de la palabra griega que significa “hacer”, y por esa razón se
asocia normalmente a la idea de acción. En términos generales se
entiende por drama una historia que narra los acontecimientos vitales de
una serie de personajes. Como el adjetivo dramático indica, las ideas de
conflicto, tensión, contraste y emoción se asocian con drama.
Teatro
Griego
Los primeros
datos documentados de literatura dramática son del siglo VI a.C.; la
primera obra crítica sobre la literatura y el teatro es Poética
(330 a.C.) de Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia griega
se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios
Dionisio que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una
historia. Según la tradición, Thespis, el director de un coro del siglo VI a.C.,
creó el drama al separar en un ditirambo el papel del personaje
principal del resto del coro: él hablaba y el coro respondía. Según
Aristóteles, desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso hacia la
evolución del drama como forma independiente con la incorporación de
otros actores y personajes. Pero el desarrollo espontáneo hacia el drama
trágico, un género muy elaborado y sin precedentes, es difícil de
documentar.
La tragedia
griega floreció en el siglo V a.C. con autores como Esquilo, Sófocles y
Eurípides. Las obras son solemnes, escritas en verso y estructuradas en
escenas (episodios) entre personajes (nunca hay más de tres actores
hablando en una escena) e intervenciones del coro en forma de canciones
(odas).
Las historias
están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el
objetivo no fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las
que los poetas se tomaban frecuentes libertades), sino hacer
consideraciones sobre el carácter de los
Personajes, el
papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones
individuales. Por lo general, eran obras de poca acción y los hechos se
relataban a través de diálogos y canciones del coro.
Las obras se
representaban en festivales en honor de Dionisio; entre estos festivales
se encontraban el Gran Dionisiaco de Atenas, en primavera; el Dionisiaco
Rural, en invierno; y la Lenea, también en invierno tras el Rural. Se
seleccionaban las obras de tres poetas para su representación.
Aparte de tres
obras trágicas (una trilogía), cada poeta tenía que presentar una sátira
y una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus mitos.
Después se representaba la comedia, que se desarrolló hacia la mitad del
siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se conservan son las de
Aristófanes. Tienen una estructura muy cuidada derivada de los antiguos
ritos de fertilidad. Su comicidad consistía en una mezcla de ataques
satíricos a personalidades públicas del momento, atrevidos chistes
escatológicos y parodias aparentemente sacrílegas de los dioses. Para el
siglo IV a.C. la comedia había sustituido a la tragedia como forma
dominante.
Con la expansión
de la cultura griega a raíz de las conquistas de Alejandro III el Magno,
las comedias literarias y basadas en tópicos, así como las tragedias
filosóficas, pasaron a ser poco apropiadas y dejaron paso a un tipo de
comedia local, muy abundante, llamada nueva. El misántropo es la única
obra completa que se conserva de Meandro, el gran autor de comedias
nuevas. La trama gira alrededor de una complicación o situación que
tiene que ver con amor, dinero, problemas familiares y similares. Los
personajes son típicos e identificables, tipos socialmente simples, como
el padre miserable o la suegra molesta.
La forma del
recinto teatral griego evolucionó durante dos siglos; es interesante
observar que los teatros permanentes de piedra, algunos de los cuales
aún hoy sobreviven, no se construyeron hasta el siglo IV a.C.; es decir,
tras el periodo clásico. Los teatros al aire libre pueden haber constado
de una orquesta, un área circular y plana utilizada para las danzas del
coro, detrás un escenario elevado para los actores, y una zona de
asientos más o menos semicircular construida en torno a la orquesta
aprovechando la pendiente de una colina. Tenían un aforo de 15.000 a
20.000 espectadores. Con el aumento de la importancia de los actores y
la disminución de la del coro, los escenarios se agrandaron y elevaron
invadiendo parte del espacio de la orquesta.
Los actores,
todos hombres, iban vestidos con la ropa al uso pero portaban máscaras
que permitían la visibilidad y ayudaban al espectador a reconocer la
característica del personaje. En grandes teatros, los gestos sutiles y
las expresiones faciales, de las que tanto dependen los actores
modernos, habrían sido inútiles. El movimiento era aparentemente formal
y estilizado, y se ponía gran énfasis en la declamación. La música
acompañaba a las danzas. Una antigua producción griega estaba
probablemente más cerca de la ópera que del teatro moderno.
Esquilo, Sófocles y Eurípides
LOS GRANDES GRIEGOS
El misterio del teatro griego.
No tenemos,
literalmente, noticia alguna escrita o arqueológica de lo que pudo ser
el teatro del clásico y grandioso siglo V. Sabemos que las obras griegas
se daban al aire libre, en un espacio semicircular con los espectadores
ubicados en forma de herradura.
Se sabe que
había un coro que cantaba y danzaba en medio de un altar. Se conoce que
había sólo tres actores que hablaban, que utilizaban máscaras y que
"doblaban" sus papeles cuando era necesario. Se tiene noticia sobre la
clase de vestimenta y calzado que empleaban. Pero, salvo esto, no
tenemos casi conocimiento alguno concreto del teatro clásico griego y de
cómo funcionaba. No quedan materialmente ruinas de los teatros de aquel
siglo, pues estaban construidos de madera, no de piedra.
Los únicos
documentos importantes que se han encontrado son cuarenta y cuatro
manuscritos de los cientos que se han extraviado. El teatro griego
presentaba tres clases de obras: tragedias, dedicadas a las leyendas
heroicas y que a menudo usaban a los dioses como solución conveniente
para el final; piezas satíricas, en las que se hacía burla de tales
leyendas y se caía en una obscena mímica a cargo de un coro de sátiros;
y comedias que se referían en una forma farcesca gruesa a la vida
corriente.
Las tres empleaban un coro en los interludios entre escenas
y, a menudo, en medio de éstas. Las tres estaban escritas en verso y
también empleaban máscaras. Las tres estaban relacionadas de una manera
ú otra con lo que podríamos llamar ideas de la fertilidad. Hay quienes
afirman que la tragedia surgió en realidad de la celebración y adoración
de Dionisos; hay quienes dicen que la tragedia enraizaba en los ritos
ceremoniales celebrados ante las tumbas de los héroes y de los
semidioses.
Pero queda el
hecho de que las tragedias, las piezas satíricas y las comedias se
representaban como parte de las ceremonias anuales en honor de Dionisos.
Aristóteles dice que la comedia nació de las canciones fálicas, que eran
himnos lascivos en honor de Falo, dios de la Fertilidad y compañero de
Dionisos, y del ditirambo, o himno coral que se cantaba a Dionisos.
Alrededor del año 600 a.C. un poeta y músico, Arión de la Isla de
Lesbos, había escrito los primeros versos formales que reemplazaron las
palabras improvisadas del ditirambo.
Tepsis dio el paso siguiente al
introducir al actor que hablaba con el coro, proveía la narración y
hasta interpretaba episodios dramáticos. El cambio del ditirambo al
drama se produjo a mediados del siglo VII. El hombre que se separó del
coro y se puso frente a él se convirtió en ese momento en el primer
dramaturgo al mismo tiempo que en el primer actor. A partir de la época
de Tepsis, y durante tres siglos, Atenas fue la capital teatral del
mundo griego. Para el autor había un solo teatro: el de Dionisos. Los
tres grandes trágicos -Esquilo, Sófocles y Eurípides- y su igual en la
comedia- Aristófanes- fueron ciudadanos atenienses.
Los festivales
Dionisíacos de Atenas
El teatro tenía
una importancia vital para los atenienses, pues constituía la
culminación de su ritual religioso y cívico. Ir al teatro no era hábito
cotidiano: estaba limitado a ciertos días fijos de cada año. Las fiestas
dedicadas a Dionisos tenían lugar a fines de enero y comienzos de
febrero, y también a fines de marzo hasta comienzos de abril.
Las primeras,
las más antiguas, conocidas como las Leneas, con el tiempo fueron
reservadas principalmente para las comedias. Las segundas, mucho más
importantes, eran conocidas como las grandes dionisíacas, o de la
ciudad. El esplendor y la preeminencia de las grandes dionisíacas
atraían visitantes de todo el mundo griego. Era una semana de
vacaciones: se suspendía todo comercio y las oficinas gubernamentales
cerraban, aún las cortes de justicia. En un principio la entrada era
libre; más tarde se cobró una pequeña cantidad y se dieron entradas a
quienes no tenían los medios para pagarlas. El estado pagaba a los
actores, pero el costo de la producción física de cada obra estaba a
cargo de un ciudadano rico, al que llamaríamos un mecenas, y que
entonces se lo honraba con el título de Khorêgos (corega).
Las grandes
dionisíacas duraban cinco o seis días. En el segundo o tercer día se
realizaban los concursos ditirámbicos; éstos estaban dedicados a las
obras que Competían por los premios anuales. Los autores que competirían
eran seleccionados por un funcionario denominado árkhon (arconte). Medio
siglo después de haber instituido Atenas los primeros concursos de
tragedias, la ciudad añadió la competencia de comedias.
Además de las
fiestas dramáticas atenienses había un tercer tipo, las Dionisíacas
Rurales. Allí se presentaban las obras ganadoras de Atenas y los autores
nuevos aún no probados, quienes tenían la posibilidad de una "puesta a
prueba".
También Roma
tuvo sus festivales dramáticos. Los llamaban ludí (juegos), porque
estaban dedicados en un principio íntegramente a deportes y
entretenimientos. Se infiltraron las representaciones farsescas de
provincias y, en el año 240 a.C., un escritor latino introdujo una
tragedia griega. El motivo subyacente en los ludí –que eran siempre
gratuitos- era afín con el de "pan y circo" con que la clase gobernante
divertía y aplacaba al proletariado.
Si alguna vez
tuvo el teatro romano la significación religiosa y cívica del griego, la
perdió rápidamente y se convirtió meramente en el "negocio del
espectáculo". Apareció el empresario comercial. Los magistrados cuyo
deber era suministrar juegos para las multitudes, se volvieron a los
profesionales para las obras y para las representaciones. El
actor-empresario tenía su compañía de esclavos libertos y extranjeros.
Compraba una obra al autor o adaptador, pagaba los trajes y utilería y
asumía todos los riesgos de la producción y presentación. Si la obra
resultaba popular, se le entregaba dinero en proporción de su éxito, y a
veces como premio hojas de palmas o coronas de plata ú oro. Un resultado
inevitable era la organización de claques para aplaudir a ciertos
actores y abuchear a otros. La crueldad y la violencia de los juegos y
espectáculos que se realizaban en los mismos anfiteatros que las obras
iban en aumento. Las obras eran cada vez más licenciosas, o se las
reemplazaba con cuadros vivos, danzas lascivas o pantomimas, éstas
últimas fueron las más populares durante el Imperio, y recurrían a la
música, la danza, los trajes y decorados para volver a contar los mitos
griegos.
El coro y los actores griegos
Un rasgo
singular y curioso del teatro griego fue el coro que se mantuvo desde
los días del antiguo ditirambo. Estos hombres –que a menudo aparecían
con trajes de mujeres- cantaban y se movían según patrones rítmicos.
Cuando Esquilo
añadió otro actor al que Tepsis había introducido, hizo posible el
diálogo y el papel del coro disminuyó en importancia.
El actor griego
tenía que ser un artista muy habilidoso y versátil. Si bien la mayor
parte de sus discursos eran declamados solemnemente, a menudo había un
grado considerable de acción violenta y expresión emocional, y ciertos
pasajes líricos tenían que ser cantados con el acompañamiento de un
ejecutante de flauta. Los auditorios griegos eran sumamente críticos con
la articulación de los actores y con el tratamiento que éstos dieran al
texto. Cuando en el siglo IV los actores comenzaron a tomarse ciertas
libertades con sus partes en un teatro donde no se podía.