Por Roberto Torres
Mi cuarto viaje al Pico Duarte, en verdad no iba escribir sobre esta
otra aventura, porque ya he escrito mucho sobre esta emocionante
expedición, pero como esta vez hubo demasiadas cosas en mi contra y
nuevas anécdotas que no se pueden dejar de mencionar lo que aconteció.
Pues aquí le va.
Desde la organización hasta la realización estuve contratiempo y mucho
compromiso que hasta última hora estaba indeciso de ir o no ir, estaba
entre la espalda y la pared, pero nada aquí voy.
En el camino Sajoma – Mata Grande perdí mi cantimplora de metal de las
dos que llevaba, cuando cayó del camión que nos transportaba, este le
paso por encima y quedó reducida en chatarra, precisamente la que me
había donado Ramón Olivo.
Como siempre en la primera caseta del parque de Mata Grande la foto
clásica donde aparecen los nuevos excursionistas como: Alberto Estévez,
Antonia Gómez, su hijo Anthony, la doctora Alejandrina Zabala, Alexida
Espinal, José Enrique Rodríguez (kique), Roberto Sosa, Grecia y Víctor
Goris, Víctor Antonio Chelín (Tony), así como los acostumbrados
excursionistas de años anteriores Arturo Bisonó, José Ureña (Chepe) y
Fernando Fernández (Nandito) además “Los a pies” como fueron
bautizado por los guías a todos los que caminábamos a pie y parte de
los scouts como: George Medina, Eury Cruz, Ángel Núñez,
Nohemy Tavares, Yaniry Tajada, Brenda Torres, Moisés Sierra, Ángel (La
Greca), Jairo Torres, Franklin Bueno, Williams Loveras, también el
cocinero que no se puede quedar Pedro Muñoz y nosotros los dirigentes,
Noel Medina, Tomás Jáquez, Feliciano Sierra y un servidor quien
subscribe.
Es importante mencionar nuestros guías de los mulos el principal es el
Negro Payamps, el Moreno Peña, William Aracena y otro guía Rafaelito
Ochoa nos acompañó debido a la cantidad de personas que fueron, mil
gracias por su ayuda.
Roberto Sosa (Robertico) llevaba un brillo en sus ojos por querer
conocer ese importante lugar que llevaba un paso de vencedor, este a
cada rato me pisaba los tenis hasta lograr conseguir eliminar las dos
partes de los talones de mi calzados le dije vete delante y así es
mejor a lo que me contesto:
_ Es que yo no sé el camino Roberto tengo que andar detrás de usted que
sabe para donde vamos.
_Sí, pero una cosa, es saber dónde vamos y otra es donde pisamos.
___Jajajajaj se rio y dijo esa si fue buena
En la parada de Loma del Oro en el primer descanso Robertico había
cambiado su mochila con la de Antonia Gómez y cuando vino a darse
cuenta, ésta estaba o venia atrás con su mochila la que tenía su
merienda, la de ella solo tenía ropa. A lo que exclamo
_!Andaaar miren! esa vaina y ahora como desayuno yo, por hacerle un
favor Antonia me quedes sin desayunar.
José Ureña
(Chepe) esta vez vino a vencer y quiso hacer el primer trayecto a pies,
pero subiendo La Loma la Sabrosa me dijo:
_Pido el mulo urgentemente, donde esta mi mulo.
Yo le dije: _ Vamos a subir este ultimo repechito y allí tu espera tu
mulo.
_ Tú me tiene entretenido por dos horas diciéndome que allí está el
repechito y nunca llega.
Pero nada logré a que subiera no solo La Sabrosa sino también El Rodeo
completo, después le dije pero ya que subiste no vas a utilizar un mulo
para bajar y me dijo:
_Claro que no, y logró bajar a pie a la primer caseta de Las Guácaras.
A Williams Loveras lo encontramos bajando a las guácaras, nos dijo que
tenía un fuerte dolor de cabeza, Chepe le suministró un calmante y le
dijo:
_ tú no está bien gordito, tiene que chequearte el corazón, esa bombita
no relaja. Luego la doctora los medicó.
Después de un frio baño en los rio la guácara y el Bao, degustamos un
sabroso plato de arroz con pollo y luego en una ardiente fogata y con
jengibre una reflexión muy interesante, sobre las cicatrices en los
clavos. Esa noche use una lámpara de mina que me trajo Nadito.
Los que nunca le había pasado a los guías, en este lugar en las Guácaras
le sucedió que mientras dormíamos algunos escuchamos un ruido
alrededores de la caseta y que no era nada humano, al otro día cuando
los guías se levantaron a buscar los mulos, estos se habían devuelto a
Mata Grande, esto nos demoró en todo, ya que el cargamento de la comida
estuvo que esperar a que regresaran los mulos nuevamente.
Los que caminamos a pies nos enteramos por la radio y estuvimos que
seguir sin poder esperar los demás compañeros en el Paso de Rio Bao y
El Baito, si nos deteníamos con los nuevos scouts para darle
instrucciones sobre orientación con brújula y sin ella. Los pocos que
venían en mulos nos alcanzaron y subiendo ya La subía de Los Puercos,
que gracias Dios la encontramos un poco seca con relación al año
anterior y con sol radiante.
Ya en el Valle de Bao, noté que el compañero inseparable primo Arturo
estaba un poco alejado de mí, me enteré de que él estaba molesto
conmigo, porque había dicho que él me había dejado por estar ayudando a
la doctora
Zabala,
este lo cogió con otro sentido y cuando nos juntamos en el rio Bao, pues
nos perdonamos ambos e hicimos la paz.
Después de darnos un baño bien frio en las heladas aguas de la nevera,
subimos a esperar los mulos de cargas que aún no habían llegado y Arturo
le dijo al guía que estaba con nosotros, que si no regresaban y el iba a
buscarlo si fuera necesario ya el hambre atacaba y no había nada que
comer.
Después que regresaron los mulos y ya habíamos cenado en la noche ante
una fogata nos divertimos haciendo cuentos y contando anécdotas, Antonia
y yo comentamos una linda reflexiones, luego estuvimos que abandonar la
fogata por una lluvia lo que nos hizo que fuéramos a dormir temprano.
Al día siguiente Robertico, Arturo y yo salimos muy temprano después de
desayunar y tomar algunas fotografías a la gelatina que se había hecho
en el techo de la caseta, Arturo la acompañó con guineíto y salami
guisado y me dijo:
_Roberto este es un plato único nadie lo había comido así.
Rumbo a La Pelona Arturo al ver como adelantaba Robertico me dijo:
_ Y es que el prietico no sabes para donde va, él cree que con esos dos
palitos se vas a mantener, deja que el coja después de La Hamaca para
allá, a ver si esos palitos le van ayudar.
Antes de llegar a La Hamaca, sentimos unos fuertes vientos, que los
pinos se doblaban casi al suelo, pensé que se había metido un ciclón,
acompañado
a veces por una llovizna que iba y venía, quizás por el clima subimos
más rápido que años anteriores.
El descanso de la hamaca, Arturo me hizo que comiera sándwich, cosa que
no acostumbro comer cuando camino, esto fue un cuchillo para mí, me cayó
mal en el estomago, aquí nos detuvimos como siempre a esperar a los
demás y después que comimos y nos tiramos varias fotos continuamos de
nuevo subiendo La Pelona.
La lluvia y la niebla fue nuestra fiel compañera mientras escalábamos
los vientos huracanados continuaban con nosotros, mas yo en realidad no
me sentía de lo mejor, Arturo se me adelanto por varios metros, pensé
que esta vez no lo iba a lograr.
Veía caer la lluvia como si fuera nieve derretida, no se escuchaba al
caer, había una densa neblina que cuando pasamos por El Conuco del
Diablo no nos dimos cuenta y me estuve que devolver a buscar una piedra
de allí porque le prometí a un amigo que le llevaría una.
Ya arriba en La Pelona mojado de arriba abajo, no sentía frio, pero
tampoco sudaba tenía una temperatura ambiente, no se veía la torre que
hay allí por la neblina y pensé bueno es lamentable, pero si así está El
Pico, hoy no lo vamos a ver.
Arturo dijo: _Roberto pero el prietico no lo volvimos a ver jamás, pues
parece que los palitos le dieron resultado, no se ve por todo ese
pedazo,
_Si, así es, ya él debe de estar allá en El Valle de Lilís le respondí.
Bajemos al pasito, porque ahora esto esta resbaloso y continua la
lluvia.
Estaba blanquito de neblina el Valle, a menos de un metro ya no se podía
ver nada, nos detuvimos con los que habían llegado, a esperar a los
demás, aquí el frío se intensifico y aprovechamos para hacerle un close
up, a cada uno de los excursionista, esperando aquí bastante, la lluvia
continuaba y la neblina no cedía.
Los mulos de la comida se habían ido a Compartición y cuando decidimos
subir al pico, le dije algunos muchachos, que subiríamos por la parte de
atrás, como el año anterior y le dimos tiempo a que los demás se fuera
delante.
Pero cuando intentamos subir, sucedió lo inesperado, nunca me había
sucedido esto, al estar muy densa la neblina, no me percate de que
anteriormente, me orientaba por las rocas, pero estas no se veían y en
vez de cruzarlas, las baldeamos, lo que esto nos llevó de nuevo de
vuelta al valle.
Cuando me percate, le dije muchachos:
_ nos extraviamos, vi como se le brotaron los ojos al prietico y me dijo
casi llorando;
_!Roberto no!, no puede ser, ahora yo perdido, si poder conocer al pico,
no me vuelva a invitar otra vez, que no vuelvo, ¡Miren! eso ahora, yo
perdido en el pico. Roberto ¿pero usted es scout?
_Y usted no es scout también le conteste.
_ Si Roberto yo fui scout, pero sáquenos de aquí
_ Pues cálmese
Me causo risa en el momento pero le dije:
_Estamos extraviado; pero no perdido, aguántese que yo lo voy a sacar de
aquí, solo que regresaremos por donde ellos van subiendo ahora, toque el
silbato y el guía que esperaba con los mulos, vino al encuentro.
Le dije: _ suban ustedes que yo no voy a subir esta vez, son tres veces
que he subido y sé que hoy no voy a ver una buena vista de Pico, a lo
que Robertico contesto:
_ Entonces usted nos vas a dejar solo y perdido otra vez.
_ No mira el camino ahí, solo sigue y te encontraras con los demás, no
hay perdedera, además Arturo va con usted y él sabe el camino ya. Le
respondí.
Me sentí un poco frustrado en verdad, lo tome como otra experiencia más,
nunca me había pasado esto, eran varios factores que influían en esto;
el sándwich, la niebla, la lluvia, el frío, solo quería llegar a para
descansar un poco y dejé con Arturo.
No debía salir solo, desde el Valle Lilís a Compartición, pero quería
llegar y tirarme en cama, todo el camino me acompañó esa persistente
llovizna hasta Compartición y sorpresa al llegar me entero que todos
los colchones y ropa que traían los mulos se mojaron, aún teniendo
fundas plásticas que la cubrían, pero nada trate de colocarme cerca de
la chimenea y descase por un muy rato.
Cuando llegaron, Arturo me dijo; Duarte no está allá, que lo habían
cambiado por una virgen. Como así le pregunte_ si porque la neblina no
dejó a ver a Duarte y en vez de mira arriba vi a bajo lo que había una
virgen en el suelo mirando para el sur. Me reí un poco y luego me dijo:
Creo que Grecia y su Esposo Víctor, se van desde aquí a Manabao directo,
Y eso porque le pregunte_ Bueno Roberto es difícil eso de la azúcar, a
ella se le acabo la misumina.
_ Sera la insulina Arturo
_ Eso mimos eh, pero también oí el dotoi Chepe, decir que él se va
también con ello, creo que le cogió miedo a la baja del diablo será, tú
te acuerda el otro año, eso no es fácil Roberto.
Hacía un frío enorme y le dije: Y como tú te vas a bañar Arturo. ¡A
bañar! exclamo, será a secarme Roberto, pero mírame que esto entripaito,
el camino entero fue lluvia, lluvia y tú quiere más agua de ahí. Yo lo
que tengo es una jambre en cuadrito que es lo que hay de cena Roberto.
_Creo que hay unos guineítos con salami por ahí le conteste.
Cuando supimos la verdad de que los compañeros ya mencionados, se iban o
debía separarse nos preocupo, por nunca a nuestro grupo hay sucedido
esto y como organizador más todavía, le buscamos la vuelta y nada
resolvimos que una guía se iría con ellos y lo dejaría en La ciénaga de
Manabao.
De una ardiente fogata, mucho se quedaron con los juegos nocturnos,
tomándoles fotografías a las personas que roncaban.
A la mañana siguiente despedimos a los compañeros y le deseamos mucha
suerte y ellos a nosotros, enviamos saludos y mensajes a nuestro
familiares, que todos íbamos muy bien.
Arturo hablando y comiendo todo el camino, no se cansaba de preguntar
¿Por qué ellos se retiraban? y cuando menciona a Chepe reía a carcajada,
ese sabía lo que le esperaba pasado mañana y por eso abandonó la
excursión.
En El Valle del Tetero, estuvimos que dormir fuera de la cabaña,
ya que habían visitantes primero que nosotros, mientras montábamos el
campamento, Fernando Fernández esta gravando todo lo que ocurría y luego
me hizo entrega de un pedernal y dio una demostración de cómo podía
encender una fogata sin el uso del fosforo, lamentablemente se hizo
varios intento y no pudo encenderla. Arturo a ver el esfuerzo que se
había hecho expreso: _Es que hay aparatico que a veces son bruto. Todo
estallaron de risa, entonces Nando respondió: _ a pues tu cree que es
fácil ven tu a prenderlo para que vea. No vez que la yesca esta húmeda
_ Pues dame uno pa`que vea, ha que te prendo el valle entero respondió
Arturo.
_Y vez que te tengo una para ti también
_ ¡No! De verdad contesto Arturo_ yo se que tu eres mi amigo ven, ven le
dio los cincos y se fueron a buscarlo.
En la noche después que se dio la cena, los guías se acostaron temprano
y la fogata se extendió porque es la última noche en pasar y hubo mucho
cuento, canto, reflexiones y evaluación del viaje, como siempre una
parrillada después de todo y en un silencio total como una voz de
ultratumba uno de los guías vocea desde su casa de campaña donde
dormían: Los a pies, los pies, que se acueste los a pies, porque mañana
vamos a salir bien temprano. Ese fue el último chiste de la noche.
Si el año anterior este último trayecto del Tetero a Manabao fue
difícil, esta vez fue superado en lodo, Chepe se imagino lo que íbamos a
pasar, pero nada logramos salir sin ninguna perdida, yo volví a caerme
pero sin ocasionar ningún problema, Gracias Dios todos llegamos a
nuestro destino y muchos quedaron deseosos de volver otro día.
Hasta la próxima nuevamente los a pies.
|