Por: Roberto Torres
¿Conoceremos nuestro amado cuando hayamos resucitado? ¿Que Clase de
cuerpo tendrán los juntos? ¿A dónde iremos?
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún
no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él
es. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el
cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la
gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo
todas las cosas. (Filipenses 3:20-21)(1 Juan 3:2)
Existen varios testimonios que
Jesucristo resucitó en un cuerpo real, que no solo sus discípulos lo
vieron, sino que comieron con el, lo escucharon, hasta tocaron sus
heridas, María Magdalena reconoció su voz, los hombres de Emaus
caminaron con él. (Lucas 24:36-46; Juan 20:11-16)
De la misma manera que Cristo
paso a través de la muerte, los justos pueden esperar reconocerse
entre sí. Y si el Espíritu de aquel que levantó
de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los
muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. También
nosotros mismos, que tenemos las primicias
del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8:11,23)
No se perderá la identidad personal, ya
que el cielo desaparecerá todas las imperfecciones, Jesús dijo:
Y os digo que vendrán muchos del oriente y del
occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo
hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra
descendencia y vuestro nombre. (Isaías 66:22; Mateo 8:11; Juan 20:19,
20, 26,29)
La Biblia deja bien claro esto,
conoceremos a otros que no conocimos en la tierra, así como Pedro,
Santiago Y Juan reconocieron a Moisés y Elías aunque nunca lo habían
visto, Conoceremos mejor de lo que la conocemos aquí, Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba
como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui
hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente;
mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido. (Marcos 9:2-5)(1Corintios 13: 9-12)
Así que ve y cree en el hijo de Dios y
tendrá vida eterna, porque Jehová te resucitará en día postrero. Jesús
mismo dijo: Y esta es la voluntad del que me ha
enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna;
y yo le resucitaré en el día postrero. (Juan 6:40)
¿Cómo
resucitarán los muertos?
Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los
muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se
vivifica, si no muere antes.
Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano
desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como
él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.
No toda carne es la misma carne,
sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las
bestias, otra la de los peces, y otra la de las
aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una
es la gloria de los celestiales, y otra la de los
terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna,
y otra la gloria de las estrellas, pues una
estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la
resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción,
resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará
en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
Se siembra cuerpo animal, resucitará
cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así
también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el
postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero,
sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra,
terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los
terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así
como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen
del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no
pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la
incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero
todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de
ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos
serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
(1Corintios 15: 35-52)
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis
acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros
que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó,
así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo
cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que
habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que
durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que
hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes
para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. (1
Tesalonicenses 4:13-18)
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